miércoles, 26 de agosto de 2009

Incendios colectivos

Respiración e ntr e cor ta da,
todo el cuerpo dormido,
débil por sus manos;
entregado por sus manos,
y tomado por sus manos.

Tomé su cintura
para sostenerme,
aunque tenía suficiente fuerza.
Sus manos eran labios
y sus ojos ríos de agua fresca
cuando temblé de calor
por su mirada enrojecida.

Afuera el mundo enloquecía.
Detrás de la puerta había miedo,
locura y mentadas de madre;
madres y abortos;
protestas y lloriqueos;
patadas en la puerta;
novias indigestas;
incendios colectivos;
desiertos privados;
fuegos nocturnos
cubiertos de cielo;
fuego, ese incendio
que respiramos.

Yo temblaba,
perdido en sus manos.
Dentro de un cuarto
intocable
respiraba a través de ella;
completé mis ojos
a través de ella.
Nada importa
más que el momento,
un mínimo instante,
cuando el mundo se redujo
a sus manos.

4 comentarios:

Alice dijo...

A maz ing. Fuegos nocturnos, noches hechas fuego, fuego de la noche, noche del fuego; el instante que arde envolviendo con sus lenguas suaves.

Pau dijo...

Sólo había leído el título, y ya quería comentar. Después no venía al caso pero igual lo haré: así como los suicidios colectivos?
Sí, ñoña ñoña ñoña, me gusta escribir ñoña. Trátalo. Ñoña.

bersloco

uh uh uh dijo...

Zorrales, tengo un post del blog de Paulina en mi sección de comments.

Ñoñañoñañoña.

Pachu dijo...

Me gusta cuando el mundo se reduce, lo disfruto demasiado, lo recuerdo demasiado.