jueves, 6 de agosto de 2009

Entresueño

Mi cerebro era un cuarto
azul.
Frío.
Distante,
pero acogedor.

Un hombre
con camisa
y saco
y lentes
y actitud pretenciosa,
estudiaba dentro de mi cerebro.

Quería tomar
un poco de mi corteza
cerebral,
donde se almacenan
los recuerdos,
con una cuchara
para helados.

Pero no podía
tomar mis recuerdos:
el suelo [la corteza]
se convertía
en un libro enorme
con páginas en blanco.
Él sólo cambiaba
las páginas
sin poder leerlas.

Yo sonreía
en el entresueño.

2 comentarios:

Alice dijo...

¿Ah si? Mucho orgullo por volver indescifrables tus pensamientos, secretos,ideas y temores. ¿Mucho orgullo por saber que tu mente es algo más que un libro escrito por alguna mano ensangrentada?Sí, estate tranquilo, todo permanece en tu cerebro puedes seguir sonriendo (burlonamente)

Pia dijo...

Esas cosas de entresueño son super locas juro que un día sentí que estaba en mitad de la guerra y solo era un helicóptero a punto de aterrizar en un edificio cercano!