lunes, 29 de octubre de 2012

Einssein

Después del suceso, todo tiene un color distinto. Extraño; una presencia que muestra la ausencia en todo lo demás. Perder mi forma entre tus brazos. Ya no soy yo y quizá nunca lo fui. Soy tú; soy tus brazos que me dan forma; tus manos que son mías. No seré yo, sino tu brazo. No seré yo, sino nosotros. Después de tocarte, me nacen las manos. Vi al sol en tus manos. Ya no hay límite. No hay presencia después de tu presencia. Todo es ausencia; el silencio hierve, mis manos no tocan y mis dientes no muerden. No hay límite entre nosotros. No soy; somos. Eres el color detrás de la luz. Eres el color en mis ojos, el calor de la llama. La serpiente que sube: ya no hay límites; nada fuera de nosotros. Nada existe, sólo el remolino que nos da forma. Ya no hay más allá; no hay formas ni límites. El sentido se ve; lo tenemos entre las manos. Sólo dirige hacia sí mismo. Lo que importa es la presencia; ser uno contigo.

lunes, 16 de abril de 2012

Un cuento para niños

Construí una casa. Casa bonita, con ladrillos de barro, techos altos y grandes ventanas. Pinté cada una de las paredes. Quería todos los colores en cada pared. Quería al sol en las ventanas y el canto de los pájaros en los árboles. Sembré pasto en la tierra y lo vi crecer. Escuché a los pájaros y sus eternas pláticas. Decoré los cuartos y sonreí.

Construí una casa; ladrillos sobre la tierra y grandes ventanas. Y temí por mis pájaros cuando supe que una serpiente estaba suelta. Qué sería de mis pájaros. Y después vi uno de los polluelos cayendo del nido. Lo cuidé hasta sus pequeñas alas pudieron sostenerlo. Lo dejé dormir en una caja acolchonada. Dormí junto a él y lo quise tanto como a la casa que construí.

Y temí que la serpiente nos viera, así que construí una barda; ladrillos sobre el pasto, tan alta como los árboles; tan alta como el cielo, si era necesario. Tan alta que la serpiente no pudiera enterarse de mis pájaros y mis árboles. Alta, para que mis pájaros durmieran junto a mí. Pero el sol no podía tocar mi casa y los colores se opacaron. El pasto se volvió gris y los pájaros se fueron.

Cuando supe que no había ninguna serpiente, traté de tirar la barda; martillar los ladrillos. Pero la barda era demasiado alta y demasiado dura. Ni siquiera la hice temblar. La pared se quedó ahí; y encerró esa casa tan bonita que construí con mis manos. Tuve que dejarla atrás; dejar sus colores encerrados. Dejé sus árboles —ahora secos— encerrados en medio de la barda; todos los colores, los ladrillos y las grandes ventanas, ahora encerrados en medio de la barda.

Y construí una nueva casa con las fuerzas que me quedaron; con nuevos colores, nuevo pasto y nuevos árboles. Pero ahora dejo algo de comida en el jardín; para que, si hay serpientes, no se coman a mis pájaros.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Manos y ojos

Sí; nos veo;
profecía,
anuncio,
indirectas,
miedo,
distancia,
frío,
tristeza,
años,
cercanía,
redescubrimiento,
incendios,
tardes,
viaje,
Puebla,
ópera,
mensajes,
desvelos,
manos,
ojos,
labios.

Nos veo
bajo los nuevos árboles.
Duermo bajo tu sombra,
interrumpo tus historias.
¿Estuvimos lejos realmente?
Algunas plantas
sólo florecen después
de varios años.

jueves, 8 de marzo de 2012

A memorable fancy

Pienso en el camino. Hay un gran camino de subida, y después una desviación hacia la derecha. El silencio de sus árboles, cientos de ratas reunidas —polvo de huesos, alma de los muertos que se escapa y que inhalamos—. El fuego del panteón. Las flores robadas del panteón. Hace años, la barda del panteón cayó bajo su propio peso. Yo dije que fueron los muertos. Y qué si realmente fueron los muertos, y el fuego de su panteón, y sus flores robadas. No hay almas. No hay fuego en el centro del círculo, pero yo vi las manos que empujaban la barda.

Y yo vi las flores. Y las manos; querían tomar mi mano. Mi mano es uno de sus fuegos. Mi mano es la suya. Yo vi al sol ocultarse detrás de miles de tumbas. El silencio de los árboles, la plaza circular en la que encontré a cientos de ratas. Y cada uno de sus colmillos era hermoso. Cada uno de sus ojos era el ojo de Dios —sea lo que eso sea—. Sus garras eran mis manos. Yo vi el fuego en sus corazones desbocados. Sus colmillos eran mis manos. El ojo de Dios, el silencio de los árboles. La mano desnuda que toman los muertos. El silencio de mi abuela, como un árbol en llamas.

De esa casa recuerdo a mi abuela y su silencio de llamas. Tiempo circular, como esa plaza. Cada día desperdiciado y sin poder despertar. Dos años, si aún recuerdo. Y recuerdo el camino que alguna vez recorrí a solas. El silencio de los árboles. Cientos de corazones de rata latiendo en perfecta armonía. Las manos de los muertos. Mi mano que no existe; que no es mía, sino de cada muerto.

Y así recordaré hoy. El silencio de tu cabello envuelto en llamas. El rojo de nuestras caras. La hendidura que lleva hacia el cráter. El crater que es origen y muerte. El mundo —sea lo que eso sea— que habla en tus manos.

jueves, 2 de febrero de 2012

El futuro de la seducción

No lo seremos. No seremos iguales. Te llevaré a cenar, manos nerviosas, y te hablaré sobre mí. O la ensalada capresse llenará el vacío de mis palabras. O el vino, tu copa nunca vacía, llenará el espacio. No es seducción. Convencimiento, llenar las palabras con objetos; no seducción. Te vendo ideas; te vendo un collar para convencerte. Utilizo flores como símbolo de lo que haré por ti. Símbolos vacíos; referir a otros símbolos, como esa ocasión en la que te compré un anillo. Convencimiento, persuasión emocional; no seducción. Convencerte de que el mundo es bello cuando estás conmigo. Construir un mundo en el que las flores crecen para ti.

Te hablaré de mí. De cómo conseguí el trabajo, y cómo escapé de la muerte, y cómo murió mi madre, y cómo tenía un juguete que perdí. Y eso, y no somos iguales. Prestamos servicios; te vendo una idea, un método. Esfuerzos mecánicos, como algún día lo hicieron nuestros padres. Besaré tus manos como lo hizo mi padre con mi madre; y después con su amante; y seguiré sus pasos. Te vendo un método a cambio de aburrimiento; colorido aburrimiento de ensalada capresse y champagne. No es seducción. No hay seducción, ni deseo, ni color. Hay una historia similar. No somos amantes, somos familia. Serás la madre de mis hijos. Verás mis películas, literatura mecánica, con el mundo bajo tus piernas. No es seducción, es la compra de tu miseria. Monedas de cobre bajo la almohada, colorida tristeza. Grises vacaciones. Descubrirás a mi amante y callarás; callarás porque nunca hubo deseo. Algo morirá en ti, o quizá verás que nunca estuvo vivo. Y lo verás, y matarás a los niños, y me matarás, y morirás sobre mi cuerpo.

No es seducción. Es la muerte que te invita a cenar. ¿No quieres seguir mis pasos? ¿No me seguirás hacia el abismo? ¿No enterrarás tus cenizas con las mías? No habrá sombra bajo tus pies. Construiré este mundo que nos engullirá, manos nerviosas, con todo lo que amamos —si acaso, alguna vez, amamos—. Y si camino, caminaré contigo. Descansaré bajo la sombra de tu miseria. Y seré el cazador, traeré el alimento y comeré tu miseria. Seré tu miseria y moriré bajo tu cuerpo. Y nuestras cenizas serán enterradas juntas, árboles entrelazados, bajo el mundo que hice para ti.

miércoles, 25 de enero de 2012

C

La mano sobre la llama

Libertad, hic et nunc, hechos. Datos, sueños, números. Fechas, lugares, sucesiones. Tiempo que devora las entrañas. Cenizas, hic et nunc, siempre. No cambiaré al mundo, caminar sobre la arena que es el tiempo. No cambiaré nada en las miradas vacías. No hay mundo, ni redención, ni esperanza. No hay nada sobre la tierra que no sea devorado por la mirada de la muerte. Nada en el mundo, hic et nunc, que se salve del fuego del odio. El odio, mujer cayendo por las escaleras; hermano bañado en sangre; cónyuge envuelta en llamas. Perdí la esperanza en aquellas palabras. Perdí toda esperanza cuando aquellas palabras —silencio envuelto en llamas— se convirtieron en las llamas que me envuelven. Silencios calurosos cubiertos de tristeza. Perdí toda esperanza y vi el cielo nuevo. ¿Hay mundo acaso? ¿Hay algo estable en el mundo? ¿Hay mundo todavía?

Perdí toda esperanza en esas palabras. Mundo, hic et nunc, hechos. La mano sobre la llama. El tiempo transfigurado en odio. El cielo nuevo, cubierto de odio. Perdí toda esperanza cuando lo vi —ojos como llamas; dientes hechos de esperanza—, cuando vi al mundo transfigurado en odio. No hay mundo. No hay llamas en los ojos, sino destellos que se apagarán. El cielo nuevo, amargura en el estómago. Un gallo a Asclepio. Curarse para siempre. Caída, hic et nunc, sobre la inmolación del silencio. Llamarada silente. No hay mundo ni sentido, sólo este fulgor, esta luz del insomnio; este espejo que nos muestra —ahora desfigurados; da lo mismo— los dientes hechos de esperanza. La bestia que nos devora. Tiempo: el cielo nuevo será engullido por las llamas. Todo lo que amé será destruido.

Y si no hay mundo, entonces queda el otro lado. No hay redención, no vuelve atrás el tiempo. Pero está el instante —cónyuge que gira sobre el pasto; sonreír —sol entre las llamas—; todo lo que guardo, como ese pedazo de tela y esos papeles; ese mundo que no es una carga; ese deber aceptado; el pasado que ahora es presente; el pasado que se presenta—. Para qué la esperanza cuando importa más el instante, hic et nunc: la mano sobre la llama. Ejecutar, llevar a cabo. Existir, si lo es realmente, es hacer. La inacción es el vacío. Podría estar equivocado. La esperanza es vacua. No hay mundo, ni redención, ni esperanza. Hay algo todavía mejor; algo sin nombre, algo que no debe decirse.

miércoles, 4 de enero de 2012

B

Habla la muerte

Vida. Evanescente, efímera, autodestructiva; fuego que se consume a sí mismo. Vida, ese impulso, ese resultado; vela que ha de apagarse al amanecer. Vela que ha de apagarse para dar paso al amanecer. Vela que ha de apagarse. Fuego que desiste. Vivir: desistir, soltar las manos; anular el sustento; autoconsumirse y desistir. Desistir: dejar ser y dejar de ser. Desistir y mostrarse. Mostrarse y dejar algo oculto; mostrar y ocultarse; permanecer oculto y desistir. Vida, evanescer; fluir y destruirse. Desistir. La mano que me toca es también mi mano; la voz que me nombra es mi propia voz. Soy el fuego que me destruye y los ojos que me crean. No tengo nombre, pero soy nombrado; me desvanezco y pertenezco. Me invoca el silencio y me evoca el ruido. Soy el vacío que es todo contenido. Contengo al vacío. Soy todos los nombres de todas las cosas. Nombro el vacío en todas las cosas. Vacío los nombres. Toco una mano y la desvanezco, pero sólo existe cuando la toco. Sólo existo en el contacto. Confecciono el silencio en el que se desvanecen todas las palabras. El tiempo no puede tocarme. La vida queda vacía, inmóvil, si no la toco. La vida no puede hablar si no la toco.