domingo, 2 de agosto de 2009

Atenco

Nothing in him seemed inordinate,
save sometime too much wonder of his eye
which, having all, all could not satisfy;
but poorly rich, so wanteth in his store,
that cloy'd with much, he pineth still for more.*

William Shakespeare - The Rape of Lucrece

Recuerdo claramente los ojos apagados. Tomó el pequeño jarro de café sin azúcar, muy cargadoy dio un sorbo ligeramente despreocupado, pero podía sentir su inquietud. No hablaba mucho y sus ojos brillaban por las lágrimas contenidas.

Ayúdeme, señor licenciado. Ya traté de arreglar este asunto con las autoridades del pueblo y no me quieren hacer caso. Que mi ‘apá es un criminal, dicen, y ya lo tienen encerrado allá en la carcel de Atenco.

Me contó lo que había pasado: el compadre su padrino la vio crecer desde que nació y siempre la había cuidado. Él era el hombre con más adinerado del pueblo. Siempre traía pick-ups del año y su rancho era el más grande del pueblo. El pueblo lo quería porque llevó un médico —mi abuelo— a vivir a Atenco y además se encargaba de mantener limpia la plaza central.

Conocí a Julia en un viaje de fin de semana al pueblo para llevarle provisiones a mi abuelo y descansar un poco. Ella tenía diecisiete años y era la mayor en la secundaria rural. Yo, al contrario, era el más joven de la facultad de derecho en recibir mi título. Julia siempre usaba dos trenzas, jorongo de colores, y falda de un rosa mexicano bastante molesto. Su piel era un poco más oscura que la mía, pero sus ojos eran de un cafe más claro que los míos. Me parecía bonita con sus rasgos un poco toscos y su tono humilde de voz. Tenía que caminar tres kilómetros para ir a la escuela. Yo manejaba quince minutos.

El lunes después de que me fui, Julia caminaba en la madrugada hacia su escuela cuando su padrino se acercó a ella en su camioneta de carga para cuatro pasajeros. Le ofreció llevarla a la escuela y ella aceptó, agradeciendo que sus pies no sufrirían el efecto de las piedras sueltas a un lado de la carretera. Poco sabía Julia las verdaderas intenciones del hombre más querido del pueblo. Él la llevó a su rancho y la obligó por la fuerza a tener relaciones sexuales. Ella me describió, llorando y casi a gritos, el dolor y el miedo que sintió.

Después de violarla varias veces, su padrino la dejó a un lado de la carretera. Más o menos a cuatro kilómetros del pueblo. Julia caminó adolorida y hambrienta hasta su casa, donde no hizo más que llorar toda la tarde en los brazos de su madre.

Es que quién me va a querer tomar como esposa ‘ora que estoy manchada por ese hombre. Yo estaba enamorada del hijo del panadero, licenciado, pero cuando se enteró de lo que había pasado, ya ni me volteaba a ver. Ya estoy manchada, licenciado; ya nadie puede quererme así.

Su padre, al enterarse, tomó su machete y entró a escondidas al rancho del violador. Era de madrugada, así que entró silenciosamente al cuarto principal y soltó golpes con su machete contra la cama. Para suerte de su compadre, los machetazos cayeron sobre su esposa y alcanzó a estirar la mano para tomar su pistola y disparar al estómago del padre de Julia. Él quedó malherido, la esposa murió.

Una vez que mi abuelo curó la herida del balazo, Arrestaron al padre y, por influencia del hombre más querido de Atenco, fue encarcelado sin necesidad de juicio. Meses después, Julia tocó a mi puerta para pedir mi ayuda. Inmediatamente supe que no podría hacer nada por su padre. Y mucho menos por ella, niña manchada en un pueblo que exige la virginidad de sus mujeres.

*. Nada en él parecía fuera de orden,
excepto a veces la excesiva maravilla en sus ojos
que, viéndola toda, [verla] por completo no era satisfactorio;
pues [él], pobre en su riqueza, carece de abundancia,
y hastiado con mucho, siempre aspira a más.




3 comentarios:

Alice dijo...

Algo similar sucedio a principios de julio en una comunidad menonita en Bolivia. Los mismos hombres de la comunidad violaron a todas las mujers, incluso a las viejitas, las hijas de los jefes, en fin...y ahora estas muchachas son repudiadas.

Pia dijo...

Panicro!!
Lo digo por la palabra verificadora...

carencia. dijo...

Me entristeció mucho leer esta entrada. Señores, esto ocurre todo el tiempo, en todos lados.

Pinche impunidad.

P.D. No hago promoción a ningún partido político.