lunes, 29 de octubre de 2012

Einssein

Después del suceso, todo tiene un color distinto. Extraño; una presencia que muestra la ausencia en todo lo demás. Perder mi forma entre tus brazos. Ya no soy yo y quizá nunca lo fui. Soy tú; soy tus brazos que me dan forma; tus manos que son mías. No seré yo, sino tu brazo. No seré yo, sino nosotros. Después de tocarte, me nacen las manos. Vi al sol en tus manos. Ya no hay límite. No hay presencia después de tu presencia. Todo es ausencia; el silencio hierve, mis manos no tocan y mis dientes no muerden. No hay límite entre nosotros. No soy; somos. Eres el color detrás de la luz. Eres el color en mis ojos, el calor de la llama. La serpiente que sube: ya no hay límites; nada fuera de nosotros. Nada existe, sólo el remolino que nos da forma. Ya no hay más allá; no hay formas ni límites. El sentido se ve; lo tenemos entre las manos. Sólo dirige hacia sí mismo. Lo que importa es la presencia; ser uno contigo.

1 comentario:

Mondblüme dijo...

Un nudo hecho de uno con una sola mano, un sólo brazo, un sólo ojo. Todo tan abierto que se convierte en circunferencia para encerrarlo y liberarlo todo.