Libertad, hic et nunc, hechos. Datos, sueños, números. Fechas, lugares, sucesiones. Tiempo que devora las entrañas. Cenizas, hic et nunc, siempre. No cambiaré al mundo, caminar sobre la arena que es el tiempo. No cambiaré nada en las miradas vacías. No hay mundo, ni redención, ni esperanza. No hay nada sobre la tierra que no sea devorado por la mirada de la muerte. Nada en el mundo, hic et nunc, que se salve del fuego del odio. El odio, mujer cayendo por las escaleras; hermano bañado en sangre; cónyuge envuelta en llamas. Perdí la esperanza en aquellas palabras. Perdí toda esperanza cuando aquellas palabras —silencio envuelto en llamas— se convirtieron en las llamas que me envuelven. Silencios calurosos cubiertos de tristeza. Perdí toda esperanza y vi el cielo nuevo. ¿Hay mundo acaso? ¿Hay algo estable en el mundo? ¿Hay mundo todavía?
Perdí toda esperanza en esas palabras. Mundo, hic et nunc, hechos. La mano sobre la llama. El tiempo transfigurado en odio. El cielo nuevo, cubierto de odio. Perdí toda esperanza cuando lo vi —ojos como llamas; dientes hechos de esperanza—, cuando vi al mundo transfigurado en odio. No hay mundo. No hay llamas en los ojos, sino destellos que se apagarán. El cielo nuevo, amargura en el estómago. Un gallo a Asclepio. Curarse para siempre. Caída, hic et nunc, sobre la inmolación del silencio. Llamarada silente. No hay mundo ni sentido, sólo este fulgor, esta luz del insomnio; este espejo que nos muestra —ahora desfigurados; da lo mismo— los dientes hechos de esperanza. La bestia que nos devora. Tiempo: el cielo nuevo será engullido por las llamas. Todo lo que amé será destruido.
Y si no hay mundo, entonces queda el otro lado. No hay redención, no vuelve atrás el tiempo. Pero está el instante —cónyuge que gira sobre el pasto; sonreír —sol entre las llamas—; todo lo que guardo, como ese pedazo de tela y esos papeles; ese mundo que no es una carga; ese deber aceptado; el pasado que ahora es presente; el pasado que se presenta—. Para qué la esperanza cuando importa más el instante, hic et nunc: la mano sobre la llama. Ejecutar, llevar a cabo. Existir, si lo es realmente, es hacer. La inacción es el vacío. Podría estar equivocado. La esperanza es vacua. No hay mundo, ni redención, ni esperanza. Hay algo todavía mejor; algo sin nombre, algo que no debe decirse.
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