lunes, 21 de febrero de 2011

El particular desinterés

El problema con la decoración de su cuarto es que nunca hay dónde guardar cosas. Sí, la mesa es muy bonita; también el sillón, aunque es muy incómodo. Además, nunca me deja poner el café sobre la mesa, pero la decoración es muy bonita. Y el asunto es que no se puede estar cómodo en su casa, porque siempre hay que preocuparse por utilizar un portavasos y no ensuciar con los pies. Siempre en su casa se respira cierto aire de incomodidad. Pero no importa, porque siempre salimos y ahí la incomodidad se disipa. Es que no hay problema si llueve, porque le gusta saltar en el lodo; y tampoco hay problema si regresamos muy tarde. Y en esa ocasión se le ocurrió de la nada que nos fuéramos a Acapulco. Podríamos dormir en su carro y regresar al día siguiente. Dijo que conocía una playa en la que podíamos nadar desnudos. Y bueno, qué se hace sino seguir ese impulso repentino y ciego que lo lleva a uno a nadar desnudo y dormir en el auto. Y así lo hicimos; y el sol nos quemaba en el camino de ida. Y el sol de la playa vacía iluminaba todo de un color naranja discreto; el color de su piel era un poco más rojo por el calor; se complementaba su rostro de sol con su sonrisa de sol mirándome desde el asiento del pasajero; y era la pasajera perfecta; seleccionaba la música adecuada en el momento adecuado y sonreía de manera adecuada. Y no nadamos, porque llegamos tarde y había aguamalas en la playa, pero sí compramos un par de cervezas y bebimos; y vimos la puesta de sol con particular desinterés; y dormimos a las dos de la mañana con particular desinterés. Al día siguiente, regresamos a desayunar en su casa con el minimalismo y los pies de arena; no le importó que el piso se ensuciara. De cualquier manera, no diario se siguen esos impulsos que lo llevan a uno al borde de la arena y a los pies en el agua; y luego el sillón incómodo, pero las sonrisas todavía con ese tono anaranjado de la puesta del sol y la luna llena y los millones de estrellas que están ahí y que miramos con particular desinterés. Y ya.

2 comentarios:

Iphigénie dijo...

este es un juego de espejos, en el fondo de tu corazón me puedo ver y en el fondo de mi corazón te puedes ver...y los espejos están así dispuestos por todas partes

Iphigénie dijo...

pense haber comentado el de "magia" ya vi que no