Hoy mis mejillas,
hervidas de sangre
se enrojecieron.
Recuerdo la mano
bajo la que arde la mejilla
y cómo hierve la sangre.
Hierve la sangre
y recuerdo la miseria;
hierve la sangre
y yo retrocedo;
pierdo el camino
y hablo en lenguas.
Mira
cómo hierve la sangre
y vuelve el silencio.
Hoy me recordé
bajo el asedio
de la sangre:
muros desiertos
y sonrisas temporales;
recordé el asedio
de la sangre.
Hierve la sangre
y no lo permitiré
de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario