martes, 31 de agosto de 2010

Traducción XI

Odio decirlo,
pero esa mujer
a la que le compras flores,
y comida;
la dueña de los pies que veneras
con zapatos altos
hechos de tu dinero,
es una puta.

Y no lo digo en un sentido peyorativo,
ni literal,
sé que no cobra por acostarse contigo,
mas que con regalos
y acomodar su silla
para colocar
el trasero que veneras;
lo digo porque le gustan algunas cosas:
acostarse con desconocidos,
coger con desconocidos,
el olor del suavizante
en su almohada
mientras un desconocido
más viril que tú
la toma por detrás
y la obliga a hablar sucio
y así, sucesivamente.

No me malinterpretes;
no soy ninguna especie
de santa,
también me gusta
que hombres más viriles que tú
me tomen por detrás
y hablar sucio
y acostarme con hombres
más viriles que tú;
pero nunca a cambio de zapatos,
ni comidas,
ni falsos halagos.
Y puedo mover mi propia silla
para colocar mi trasero.

Lamento ser quien te lo diga,
y espero que no te ofenda
mi explicación:
tu chica es una puta
en el más bello de los sentidos;
el más poético,
y más perfecto.

Lo bueno es que tu chica
sabe lo que quiere:
hombres viriles
que la tomen
y la dejen
y la obliguen a hablar sucio
mientras huele el suavizante
de sus almohadas.

Y si no es eso lo que obtiene,
le gustan los imbéciles
que le compren flores
y comida
y acomoden su silla
para colocar su trasero;
le gustan imbéciles
porque no se dan cuenta
nunca
de que anoche durmió con otro
y olió su suavizante
y las almohadas
y así, sucesivamente.

Y con todo cariño te digo
que estás muy lejos
de la virilidad necesaria.

Jódete.

—Hellen Kirscht – Your New Whore Is a Girlfriend

lunes, 23 de agosto de 2010

De la imitación de Octavio Paz

Cada estrofa representa algo distinto,
algo así como adivinanzas poéticas. 

Yo soy el torbellino,
la realidad,
lo absoluto
y lo falso
y lo verdadero;
lo simultáneo,
lo independiente,
todos los movimientos
sincronizados,
la gravedad
y el centro de la Tierra
y la Tierra.

Vi el inicio
y el fin,
porque soy el inicio
y el fin.

Soy todo,
la grandeza
y la escoria,
el salto
y el vacío,
todos los puntos
y todas las miserias
simultáneas.

Soy la miseria,
la sangre
y la carne,
costillas rotas,
rodillas frágiles,
fisuras y fisiones;
una mano,
mía,
líneas imaginarias
y arrugas.

Soy fuego,
violencia,
manos amputadas
sin necesidad,
pies cercenados,
sífilis y tifoidea,
fuego cruzado,
pobreza,
el fondo del abismo
desde donde brillan mis ojos.

Soy el desperdicio,
niños ricos
y niñas vacías,
carteras como cascadas,
hígados,
labios y dientes,
vasos rotos,
ceniceros,
peleas simétricas,
doscientas treinta fotos
en cuatro horas.

Soy las sillas
y el rosario en la mano,
horas grises,
enfermeras con ojos vacíos
y sonrisas vacías,
falta de información,
aburrimiento
y desesperación.

¿Quién soy?

jueves, 5 de agosto de 2010

Las palabras encorsetadas

I'll take a corset of your words,
tie them up high, bind them.
You seem like you've always been,
wrote a book that's already been read.

 Emily Jane White - The Demon



Lo descubrí,
lo juro;
encontré lo que quería decir
y juro que valía la pena.

Lo encontré,
lo descubrí;
pero me atan las palabras,
están en mi lengua,
pero me atan;
podría describirlo,
pero estoy atado.


Lo descubrí:
es el silencio,
lo que se escapa
y no se puede decir;
las palabras encorsetadas
no pueden desnudarse de letras,
sólo se comprimen,
sugieren
y no muestran.

Quiero describir algo
que escapa de las palabras;
pero lo descubrí,
juro que lo descubrí.
Si pudiera decirlo,
toda la realidad
estaría descrita
a la perfección;
pero no puedo,
puta madre.