uno:
Los ojos son la punta del iceberg,
miran mis manos
y se inundan del brillo
caótico
que lucha por salir.
Arrastrada por la inercia
de su deseo,
busca mis labios
como cenote
bajo el desierto:
apaga la sed en mis labios
apaga su sed con mis labios
apaga mi sed con sus labios.
La sed se extingue.
cero:
La unión diluye los cuerpos
convulsivamente.
Luces apagadas para siempre,
respiraciones matematizadas,
interminables progresiones
de pies paralelos
cruzando la calle;
incontables uniones
simultáneas
ocurriendo en otros lugares,
cada uno de ellos
sintiéndose único,
todos ellos pensarán
que nadie alcanza sus alturas,
sus pies son de vapor
y las manos de cascada,
y sus mundos son cuerpos
cerrados sobre sí mismos,
comple mentarios
y diluidos.
Los ojos son la punta del iceberg.
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