Y por cuánto tiempo
bailaremos
este tango
autodestructivo.
Cuántas veces más
nos destruiremos
con las manos
en la cadera
y las miradas hacia los pies.
Cuántas veces más
te desvanecerás
entre mis dedos.
Tus pasos suenan
igual que la ponzoña
del hielo envenenado;
¿cuánto más
debo beber de tus labios?
No hay comentarios:
Publicar un comentario