domingo, 30 de enero de 2011

Un tango

Y por cuánto tiempo
bailaremos
este tango
autodestructivo.

Cuántas veces más
nos destruiremos
con las manos
en la cadera
y las miradas hacia los pies.

Cuántas veces más
te desvanecerás
entre mis dedos.

Tus pasos suenan
igual que la ponzoña
del hielo envenenado;
¿cuánto más
debo beber de tus labios?

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